Todos recordamos la mediática guerra comercial que inició Donald Trump a partir de marzo. El punto más álgido de este conflicto fue la escalada de tensiones con China. Sin embargo, a fines de junio, ambos países firmaron un nuevo acuerdo comercial que eliminó varias de las restricciones impuestas y reactivó las exportaciones entre ambas potencias.
¿Qué sucedió exactamente? La respuesta provino desde Pekín, donde las autoridades anunciaron que estaban acelerando la aprobación de exportaciones de tierras raras, materiales fundamentales para la fabricación de productos de alta tecnología, como los vehículos eléctricos. China, que domina la extracción mundial de estos minerales, había impuesto límites a sus exportaciones, lo que se convirtió en un punto clave de discordia durante las negociaciones.
El acuerdo alcanzado incluyó la flexibilización de restricciones y la aprobación de nuevas licencias de exportación para tierras raras, lo que permitió reactivar el flujo de estos materiales críticos hacia Estados Unidos y otros mercados. Esta medida fue vista como un paso importante para reducir las tensiones y garantizar el suministro de insumos esenciales para la industria tecnológica global.